“Midnight Diner: Tokyo Stories”, en Netflix


Midnight-Diner-Tokyo-Stories

Si has elegido ver cine o series en Netflix, es posible que te cueste ver alguna película o serie interesante con un contenido humano pausado, que deje un respiro a la reflexión. “Midnight Diner. Tokyo Stories” resulta ser es una opción idónea para ver el mundo contemporáneo sin olvidar cómo la tradición y las costumbres lo armonizan. Tiene dos temporadas.

¿Qué hace que la cultura japonesa que aparece en esta serie, sepa disfrutar tanto de la comida? ¿Es toda la sociedad japonesa así? Daría lo mismo si no fuese toda ella así, porque Midnight Diner: Tokyo Stories, da un notable ejemplo de cómo la cultura japonesa, socializa su psicología entorno a su costumbre gastronómica y culinaria.

Alrededor de la comida la vida social se transforma en experiencias psicológicas y  emocionales. En grupo y con ayuda de la memoria gastronómica, se expresan y se tratan las dificultades de la experiencia humana, conforme a sus relaciones sentimentales y morales.

El goce de saborear (que no es tanto disfrute, como placer) los platos en su apariencia sencillos, de un restaurante barato pero exquisito, que solo abre a partir de la medianoche, es lo fascinante del modo de ser y actuar del hombre y la mujer japoneses. Escasas culturas dan tanta importancia expresiva –gestual y oral–, casi fetichista, a los platos más humildes en compañía de semejantes o extraños. Una de las moralejas que están presentes en toda la serie, es que toda persona es extraña hasta que se asemeja por asimilación. Es decir, hasta que se sienten semejantes las desgracias y felicidades comunes. Esa conducta humana inocente de lo japonés, que roza el infantilismo para culturas ajenas, es lo que atrae de esta cultura y lo que la magnifica.

Los personajes que entran en el local, atraen tras de sí los diferentes temas y casos que cuentan los capítulos de la serie. Son comensales eventuales o habituales. Junto con ellos, se muestran temas como las rivalidades entre generaciones, las confrontaciones entre pasado y presente, entre el egoísmo y la disculpa. Pero, sobre todo, fuertes e ingenuas historias de amor (el contrasentido es su nobleza).

Los capítulos tratan asuntos diversos. Inquilinos de pisos expropiados por causa de la organización de los futuros Juegos Olímpicos de Tokyo en 2020; conflicto que une a hermanos alejados y sin relacionarse durante tiempo. O pasados de personas que no se quieren recordar y que la amistad hace reconciliar. La sexualidad que incluye al cine porno y sus fanáticos seguidores, con pasmosa naturalidad. Una historia de amor entre un conocido actor porno y una actriz amateur, quien enamorada de él, pierde su virginidad filmando una sola película, por ser la única oportunidad –pero también especial– de hacer el amor con él.

Otros tipos de relaciones amorosas como las de las personas comunes y sus manías emocionales, propias de enamoradizos patológicos. Amores interculturales. Amores propios del cine negro, como por ejemplo entre un jugador de azar y una mujer con libre licencia para amar. Madres que nunca lo han sido, pero que tienen segundas oportunidades para serlo en la edad madura y con hijos de familiares.

El local es un pequeño restaurante, mugriento, anticuado y tradicional en su aspecto, pero limpio y excelente en cuanto a la comida y el servicio. Su atractivo es que el acto de comer en un sitio así de especial, une a todo tipo de personas, de distinto nivel social, poder adquisitivo, procedencia, o elección sexual.

Midnight Diner: Tokyo Stories es la reunión nocturna en torno a un imparcial maestro gastronómico, que proporciona un espacio para una especie de terapia cultural de grupo, gastronómica, emocional y social. El maestro cocinero y camarero, es como un demiurgo que favorece el entendimiento de la vida y su propio fenómeno sentimental.

 

Eduardo Beltrán Jordá